Introducción
En este artículo vamos a intentar aclarar porqué es tan importante el entrenamiento en mujeres, independientemente de la edad y fase de la vida en la que se encuentre. A diferencia de los hombres, las mujeres tienen cambios fisiológicos muy relevantes en periodo concretos que modificará su organismo a nivel estructural y funcional. Esas adaptaciones suelen ser negativas para la salud, pero son modificables por parte del entrenamiento, al igual que desde otros enfoques como el nutricional y el fisioterapéutico.
Problemas del entrenamiento y la mujer
Existen una serie de problemas cuando se habla de entrenamiento y mujer y dependen en gran medida de la persona, su entorno bio-psico-social y ambiental. La forma en la que ha madurado a nivel psico-motriz es muy variable y afectará directamente a su movimiento, rol principal del entrenador, al fin y al cabo. Veamos cuales son los principales problemas derivados que puede tener la mujer cuando relacionados con el entrenamiento:
- ¿Qué es el entrenamiento?
Sí, así es. Muchas mujeres no saben que es “entrenar”. Tras muchas entrevistas iniciales a mujeres que acceden a nuestro centro (TRAINERCLUB), muchas lo asocian al deporte, propio de un futbolista o un corredor. Otras lo visualizan como una actividad para perder peso (basada en alguna modalidad meramente cardiovascular), actividades para chicas jóvenes que desean trabajar su cuerpo con fines estéticos, Pilates para “curar” el dolor de espalda, estiramientos, coger pesos para que crezcan la musculatura o incluso un “ni idea de lo que es”.
Si tuviera que definir que es el entrenamiento sería como “la gestión del estrés fisiológico a través del movimiento para mejorar las capacidades fisiológicas”. Dicho de forma más sencilla, sería sacar del sedentarismo/actividades laborales al sujeto y ponerlo a realizar movimiento, el cual puede tener diferentes objetivos, pero que siempre buscará la mejora de la salud como base. La frase que debería estar grabada en cada entrenador debería ser “Primun non nocere” (lo primero, no hacer daño). Pero, ¿qué objetivos se pueden plantear?
Imagen 2. Alumna realiza un CMJ.
- ¿Cuál es mi objetivo?
Para una mujer el entrenamiento debe estar en consonancia con el que solicita, el cual debe ser interpretado. El primer objetivo suele ir acompañado de la pérdida de peso. El sedentarismo, la actividad profesional en sedestación y los malos hábitos relacionados con el ocio, generan cambios anatómicos severos. En cuanto a composición corporal es quizás el más visible, donde el tejido graso se vuelve predominante y el muscular “yace limitado y en silencio”. Esto puede alterar a nivel psico-emocional a la persona que busca solución con el ejercicio y la nutrición.
El segundo suele ser por salud. A partir de cierta edad, y con un entorno como el mencionado anteriormente, es factible que exista dolor, malestar general, dificultas para acciones cotidianas como subir escaleras o simplemente de perdida de capacidades que previamente se tenían. La mujer busca soluciones, que van desde la fisioterapia al ejercicio.
El tercero suele estar relacionado con el rendimiento. Son mujeres que realizan algún deporte y buscar mejorar tal rendimiento con el entrenamiento.
Imagen 3. Alumna realiza un Pallof Press con apoyo unilateral
- No soy capaz
Este problema está directamente relacionado con las creencias que fueron dominantes en otra época, donde la mujer tenía otros aspectos más relevantes que hacer ejercicio, tales como la familia, el trabajo doméstico y las ocupaciones propias de la maternidad y los hijos. Pasados los años, estás ocupaciones son menores y empiezan a tener más tiempo para otras actividades, en las que se incluyen aquellas del propio cuidado. Pero les puede surgir el problema de enfrentarse a algo nuevo, que no han hecho con anterioridad. Tener una experiencia positiva o negativa en su primer paso al entrenamiento puede ser determinante para su continuidad o no.
- Dolor
Es curioso, pero la percepción que puede tener una persona de perfil totalmente sedentario, es que al percibir a otra con un alto grado de esfuerzo es que esta está sintiendo dolor. Esto le implica preguntarse si es óptimo o no realizar tal acción. Afortunadamente es cada vez menor este problema. Muchas mujeres suelen haber acudido a algún centro de entrenamiento de actividades colectivas, donde aprenden a regular su esfuerzo para evitar tal sensación.
Imagen 4. Alumna realiza una bisagra de cadera con resistencia elástica.
En el siguiente artículo veremos qué beneficios aporta realmente el entrenamiento a las mujeres, y por qué deberían entrenar y moverse más y sobre todo mejor.
Referencias
- Miszko, T. A., & Cress, M. E. (2000). A lifetime of fitness: Exercise in the perimenopausal and postmenopausal woman. Clinics in sportsmedicine,19(2), 215-232.
- Darmawati, I. (2018, October). A Descriptive Study Of Woman Motivation For Partisipation In Exercise. In International Conference on Heath Care and Management 2018 (Vol. 1, No. 1)
ANGEL GUTIERREZ