Como bien apuntábamos en el artículo “Tratamiento fisioterápico de la artrosis de rodilla o gonartrosis” escrito por Marina I. Garrido, fisioterapeuta en Granada de nuestro centro, publicado en nuestra web, algunas de las técnicas analgésicas para el tratamiento de esta artrosis de rodilla pueden ser la termoterapia, crioterapia, electroterapia o terapia manual que se encuentran enfocadas especialmente dentro del ámbito de la fisioterapia.
En este artículo trataremos la artrosis de rodilla o gonartrosis desde el punto de vista del Entrenador Personal en Granada o rehabilitador, dentro del propio entrenamiento fuera de las manos del fisioterapeuta.
Introducción
Según la Real Academia Española, la artrosis es la alteración patológica de las articulaciones, de carácter degenerativo y no inflamatorio, suele producir deformaciones muy visibles de la articulación que afecta. La patología se inicia encarando los 40 años de edad y entorno al 80% de los mayores de 55 años la mayor incidencia de artrosis se produce en la rodilla
La gonartrosis incluye dolor crónico en la articulación, hipotono muscular e inestabilidad articular, afectando a las tareas de nuestro día a día, pudiendo así, intervenir en nuestra calidad de sueño, aumento del peso, sedentarismo o incluso cuadros depresivos.
Ejercicio físico y gonartrosis
El papel de la Fisioterapia en Granada en el tratamiento de la artrosis de rodilla es fundamental, pero, también cabe decir que, el entrenamiento también influye directamente en el proceso de readaptación, mejorando la fuerza muscular y reduciendo el riesgo de caídas.
Las personas con artrosis temen aumentar su actividad física por miedo a empeorar la patología, en base a toda la evidencia científica disponible, se encuentra bien fundamentada la práctica de actividad física controlada en personas con gonartrosis.
Como bien indica (Espejo Antúnez, Cardero Durán, Caro Puértolas, & Téllez de Peralta, 2012) la práctica regular de actividad física influye directamente y de forma beneficiosa en la mejora tanto de aspectos funcionales como dolor, rigidez y función básica como del bienestar psicológico (vitalidad y salud mental) en personas mayores pudiendo prevenir o retrasar diversas alteraciones del envejecimiento.
El entrenamiento rehabilitador se basa en ejercicios isométricos e isocinéticos para tonificar la musculatura directamente relacionada (cuádriceps, isquiotibiales, tríceps sural, tensor de la fascia lata y los músculos de la cadera) con el objetivo de aumentar la fuerza muscular, preservar y ganar el rango de movimiento articular (ROM), prevenir deformidades y reducir el dolor y la posible inflamación (Friol Gonzalez, Porro Novo, Rodriguez Boza, & Rodriguez Blanco, 2002).
Tipo de ejercicios
El Colegio Americano de Medicina Deportiva clasifica el ejercicio en diversos tipos: fortalecimiento/rango de movilidad; aeróbico/resistencia; resistencia/fortalecimiento; y balance/propiocepción.
Se ha comprobado que la práctica de ejercicio aeróbico disminuye la sintomatología de la artrosis y mejora la funcionalidad, más específicamente, se aconseja como ejercicio aeróbico aquellas disciplinas en las que no haya mucho impacto sobre la articulación afectada como pueden ser caminar, bicicleta (estática o de carretera), elíptica… entre otros (Negrín V. & Olavarría M., 2014). Este trabajo debe ir en progresión en cuanto a tiempo hasta lograr un total de al menos 30min consecutivos (Morgado, Pérez, Moguel, Pérez Bustamante, & M, 2005), la intensidad se adaptará al nivel de dolor, reduciendo el mismo con el tiempo (Subirats Bayego, Subirats Vila, & Soteras Martínez, 2012)
Los ejercicios encarados al ámbito de la resistencia/fuerza muscular también han demostrado efectos positivos en la mejora de capacidad funcional en artrosis de rodilla y disminución del dolor, entre ellos se encuentran los propios ejercicios domésticos o del día a día como los impartidos en sesiones de entrenamiento dentro de un programa, preferiblemente bajo la supervisión de un entrenador personal y/o rehabilitador. Para este colectivo es aconsejable el entrenamiento de fuerza entre 2 y 3 días a la semana realizando los ejercicios sin dolor y sin fatiga. A continuación, se muestra una tabla/guía para los ejercicios de resistencia en artrosis de rodilla:
Fuente: Kevin R. Vincent, MD, PhD, Heather K. Vincent, PhD. Resistance Exercise for Knee Osteoarthritis. American Academy of Physical Medicine and Rehabilitation Vol. 4, S45-S52, May 2012 (extraido de Negrín V. & Olavarría M., 2014)
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En cuanto al trabajo de fuerza muscular es preferiblemente optar por movimientos más compuestos que los analíticos que inciden sobre el músculo a trabajar, concretamente esto es referente al cuádriceps ya que depende de la alineación de la extremidad o la laxitud de la articulación que, en caso de no estar en su estado óptimo, se asocia a una progresión de la artrosis. Es por este motivo que el trabajo conjunto con médicos deportivos o fisioterapeutas es crucial para la perfecta mejora de la patología. (Negrín V. & Olavarría M., 2014)
Entre otras prácticas beneficiosas para tratar la gonartrosis se incluyen las terapias acuáticas en casos que no toleren los ejercicios en tierra por el impacto sobre la articulación, disciplinas como Tai-Chi o Baduanjin chino por ser prácticas de ejercicio de suave a moderado que mejoran la sensación de dolor, equilibrio, confianza y capacidad funcional.
Es importante finalizar con que no existe una práctica o ejercicio como “el mejor” ya que cada uno aporta sus propios beneficios, la combinación de los aspectos positivos de todos ellos con una buena programación, ejecución y control por parte de un entrenador repercutirá beneficiosamente para tratar la artrosis de rodilla.
Ejercicios isocinéticos vs ejercicios isométricos
En los ejercicios isotónicos se crea una fuerza que deriva en un movimiento (concéntrico o excéntrico) lo que nos permite una contracción a una velocidad constante (isocinéticos) y controlada en todo el ROM. En cambio, los ejercicios isométricos, la fuerza creada no deriva en ningún movimiento, se mantiene quieto aun creando grandes grados de fuerza.
En muchos estudios se ha presentado como una opción fundamental la práctica de ejercicios isométricos ante ejercicios isocinéticos, pero… ¿esto es así?
En un estudio (Hernández Rosa, y otros, 2012) compara los dos tipos de ejercicio con grupos diferenciados, bicicleta estática para el grupo de ejercicios isocinéticos y ejercicios de extensión de rodilla en bipedestación y sentado en el suelo con las piernas estiradas, abducciones de cadera y extensiones de tobillo en bipedestación para el grupo de ejercicios isométricos, con el objetivo de comprobar que opción es más viable para aliviar el dolor, aumentar la fuerza muscular y aumentar el ROM. Entre sus conclusiones no se muestra que uno u otro sea mejor para el tratamiento del rango articular, pero en pacientes con estos casos no pretendemos lograr la recuperación del 100% del rango de movimiento sino aumentar la funcionalidad. En cuanto a la ganancia de fuerza muscular se observó cómo ambos grupos obtenían ganancias de forma semejante hasta la semana 4, pero tras las 8 semanas de tratamiento se observó como el grupo con ejercicios isocinéticos obtuvo mayores ganancias (33,3%) que el grupo con ejercicios isométricos (15,2%). Y por lo que respecta al dolor sigue la misma dinámica que en ganancia muscular siendo de mayor impacto en el grupo con ejercicios isocinéticos.
Encontramos otro estudio (Delgado Virgen & Adame Treviño, 2010) donde hace la misma comparación de ejercicios isocinéticos con ejercicios isotónicos, pero con diferentes ejercicios que el anterior, el primer grupo recibió sesiones con ejercicios de extensión de rodilla sentado a 90 cm/s (1-10 sem) y a 70 cm/s (11-20 sem), en comparación del mismo ejercicio variando el % de RM a movilizar. Como conclusiones no se observan diferencias significativas entre ambos métodos de entrenamiento, ambos mejoran el torque máximo, la potencia media, el trabajo total y la fatiga en músculos extensores y flexores de la rodilla
Con los resultados de estos estudios no debemos concluir con que el ejercicio isométrico es peor que el isocinético, sino que por su carácter multiarticular permite al paciente un mayor alivio, pero debemos combinar ambos y aprovechar los beneficios que nos aportan para la mayor y pronta recuperación de nuestros pacientes con gonartrosis.
Conclusiones
- La práctica de actividad física controlada y prescrita, provoca beneficios directos sobre la patología.
- Los objetivos ant una gonartrosis son: aumentar la fuerza muscular, preservar y ganar el rango de movimiento articular (ROM), prevenir deformidades y reducir el dolor y la posible inflamación.
- El ejercicio aeróbico con impacto nulo o de pequeño grado disminuye la sintomatología de la artrosis y mejora la funcionalidad.
- El ejercicio de fuerza mejora de capacidad funcional en artrosis de rodilla y disminución del dolor. Preferiblemente ejercicios funcionales.
- Otras prácticas como terapias acuáticas, Tai-Chi o Baduanjin ayudan a mejorar la sensación de dolor, equilibrio, confianza y capacidad funcional.
- No existe evidencia de que los ejercicios isocinéticos sean más beneficiosos que los ejercicios isométricos. En ambos tipos las mejoras de la artrosis de rodilla, mejoran.
Bibliografía
Delgado Virgen, H. G., & Adame Treviño, J. H. (2010). Ejercicio isocinético en pacientes con gonartrosis. Revista Mexicana de Medicina Física y Rehabilitación, 12-20.
Espejo Antúnez, L., Cardero Durán, M. A., Caro Puértolas, B., & Téllez de Peralta, G. (2012). Efectos del ejercicio físico en la funcionalidad y calidad de vida en mayores institucionalizados diagnosticados de gonartrosis. Revista Española de Geriatría y Gerontología, 262-265.
Friol Gonzalez, J. E., Porro Novo, J. N., Rodriguez Boza, E. M., & Rodriguez Blanco, C. (2002). Gonartrosis enfoque multidisciplinario. Revista Cubana de Reumatologia, 9-22.
Hernández Rosa, U., Velásquez Tlapanco, J., Lara Maya, C., Villarreal Ríos, E., Martínez González, L., Vargas Daza, E. R., & Galicia Rodríguez, L. (2012). Comparación de la eficacia ejercicio terapéutico isocinético vs isométrico en pacientes con artrosis de rodilla. Reumatología Clínica, 10-14.
Morgado, I., Pérez, A. C., Moguel, M., Pérez Bustamante, F. J., & M, T. L. (2005). Guía de manejo clínico de la artrosis de cadera y rodilla. Rev. Soc. Esp. Dolor, 289-302.
Negrín V., R., & Olavarría M., F. (2014). Artrosis y ejercicio físico . Rev. Med. Clin. Condes, 805-811.
Subirats Bayego, E., Subirats Vila, G., & Soteras Martínez, I. (2012). Prescripción de ejercicio físico: indicaciones, posología y efectos adversos. Medicina clínica , 18-24.
ISMAEL ALFARO