Postura con patrón de extensión I

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POSTURA CON PATRÓN DE EXTENSIÓN I

Introducción

En muchas ocasiones aparecen en nuestro centro personas que plantean diferentes objetivos relacionados con la composición corporal o la salud. Como parte indispensable desde la perspectiva del preparador físico, antes de iniciar cualquier planificación, se debe realizar una evaluación previa que nos permita “conocer” al sujeto. Cuando no existe evaluación, y se aplica ejercicio del mismo modo para cualquier persona, se presupone que todos los sujetos son iguales… ¿lo son?

Para el sujeto de la izquierda de la imagen 1, la prescripción de ejercicio debería ser muy distinta, rozando el antagonismo sobre el sujeto de la derecha. No solo por su composición corporal, sino por su postura, que tendrá una correspondencia dinámica en el movimiento.  En este artículo, como Entrenador Personal en Granada, me voy a centrar en una disposición postural en extensión, muy típica en personas con desajustes por diferentes motivos, posiciones adoptadas en el ámbito laboral, su práctica deportiva o alteraciones estructurales entre otras.

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La Postura

Existen diferentes tipos de postura que se podría simplificar en la imagen 2. Esta, se resume cómo la posición relativa que adoptan las diferentes partes del cuerpo. La postura correcta es aquella que permite un correcto equilibrio musculo-esquelético que protege las estructuras corporales de sostén frente a la lesión o el dolor, ya sea de pie, tumbado, en cuclillas, inclinado, etc., en reposo o movimiento (1). Por lo tanto, la corrección de las anomalías funcionales (no estructurales), supone una mejora del equilibrio estático y dinámico, que puede reducir el riesgo de lesión y/o dolor de nuestros sujetos entrenados, así como mejorar su rendimiento.

La postura con patrón de extensión tiene una visión lateral que gira en torno a la de la imagen 3 (en la imagen 2, corresponde a b).  Adaptaciones son propias en esta posición como son la anteriorización de cabeza y hombros, codos mirando hacia atrás, amplio ángulo subcostal, cifosis excesiva a nivel torácico, pelvis en anteversión, recurvatum de rodilla, etc.

Esta alteración no solo se ve reflejada en la posición estática, sino que mostrará alteraciones en diferentes patrones de movimiento. Podemos observar simplemente como realiza una inspiración con una flexión de hombros bilateral.  Las costillas inferiores se elevarán sin control realizando una hiperextensión lumbar que no será “retenida” por la musculatura abdominal. Muchos problemas de falta de control sobre el bracing abdominal, como la limitación de extensión torácica y/o flexión de hombros se camuflan a expensas de la hiperextensión lumbar, lo que genera una elevada movilidad  sobre la columna lumbar y cizalla posterior, que conllevaría  alteraciones estructurales a nivel vertebral o discal, sobre todo en condiciones bajo carga. Según Grey Cook (por citar uno de los muchos autores que lo indican), esta región anatómica  en una zona de alta estabilización pero menos dotada para el movimiento (30º de extensión, 60 de flexión, 20º de inclinación lateral y solo 5º de rotación) (2), por lo tanto generar hipermovilidad  mediante la flexo-extensión lumbar repetitiva se presupone un mecanismo con alto riesgo de lesión, ya que fuera del rango de zona neutra del raquis lumbar, las condiciones bajo carga pueden generar alteraciones estructurales (3).

¿Por qué se produce esta alteración postural?

Esta posición sub-óptima puede tener diferentes causas. Por ello, es necesario seguir evaluando. Si observamos la posición el sujeto se desplaza hacia delante sobre su apoyo anteriorizando su centro de gravedad. Por lo tanto, la primera hipótesis que planteamos es que determinada musculatura anterior (y su fascia) no tiene la suficiente capacidad  tónica para evitar este desplazamiento. Ahí nos encontramos la musculatura abdominal y los flexores de cadera principalmente. También existe la posibilidad de que sus antagonistas se encuentren con un exceso de rigidez  e impidan el “retroceso” a una posición más óptima.

Ante un desplazamiento anterior, debemos diferenciar dos tipos. Aquel que se produce con la pelvis en anterversión  y el que se produce con la misma en retroversión y con adelantamiento de su posición.

Para concretar ante qué posición nos encontramos el preparador físico debe evaluar la posición de la pelvis. Cualquier preparador físico debe saber evaluar la posición pélvica, ya que puede guiar la prescripción de ejercicio. En este caso, la pelvis en anteversión nos indica que estamos ante un patrón de extensión, o postura cifolordótica. La evaluación de los flexores y extensores de cadera también puede ayudarnos a conocer que dominancia muscular existe sobre la pelvis desde las extremidades inferiores en el plano sagital. Sin duda el abordaje manual por parte de un fisioterapeuta para conocer el estado tensional de erectores espinales, multífidos, cuadrados, oblicuos internos y externo, recto abdominal, etc., afina la evaluación y la prescripción de ejercicio posterior. Para aquellos que dispongan de TMG, la información será muy exacta.

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Postura con patrón de extensión  

Tras conocer la postura con patrón de extensión, es necesario abordar un tratamiento de ejercicio físico que tienda a restablecer una posición con mejor alineación. Hay que entender que esta posición es muy poco idónea para actividades en diferentes planos debido a la deficiente transmisión o absorción de fuerzas que va a existir entre las extremidades y la zona media. Es decir, cómo el concepto core, que generalmente se cita para los músculos abdominales pero que va mucho más allá, en cuanto a estructuras implicadas, no puede ejercer sus funciones de la forma más optima. Estas funciones son la estabilización, la transmisión y absorción de fuerzas.

Pongamos el ejemplo de un sujeto con esta disposición postural que se dispone a realizar un sentadilla. Su posición de inclinación pélvica anterior, hiperextensión lumbar y su protracción de hombros-cabeza-cuello, puede provocar una ejecución similar a la de la imagen 6. La cizalla anteroposterior de la estructura del raquis lumbar puede generar alteraciones muy graves sobre el tejido, como pueden ser la espondiloilisis o espondiloistesis (4).

Otras veces ocurre lo contrario, y es que aunque la pelvis se dispone en anterioridad, la mala movilidad de las caderas provocará un una retroversión pélvica cuando el sujeto desciende durante una triple flexo-extensión como en el squat.

En movimiento con flexión de hombros, la  baja capacidad de la musculatura abdominal y específicamente del oblicuo externo, provocarán una compensación lumbar, con elevación y rotación externa de las costillas inferiores que se compensará con hiperextensión lumbotorácica (5).

En el próximo artículo expondremos las razones biomecánicas por la cuales se produce (o es producida) esta postura en extensión, además de propuestas correctivas.

Bibliografía

  1. Kendall, F. P., McCreary, E. K., Provance, P. G., Rodgers, M. M., & Romani, W. A. (2005). Muscles: Testing and Function, with Posture and Pain (Kendall, Muscles). Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins.
  2. Gilroy, A. M., MacPherson, B. R., Ross, L. M., Broman, J., & Josephson, A. (Eds.). (2008). Atlas of anatomy (pp. 356-450). Stuttgart: Thieme.
  3. McGill, S. M. (2015). Low Back Disorders, 3E. Human Kinetics.
  4. López-Miñarro, P. A., Rodríguez-García, P. L., & Medina, F. S. Postura del raquis lumbar en el ejercicio de extensión de codo con mancuerna/Lumbar posture during the triceps overhead extension exercise. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y del Deporte10(37), 138-149.
  5. Sahrmann, S. (2006). Diagnóstico y tratamiento de las alteraciones de movimiento (Vol. 88). Editorial Paidotribo.